domingo, 25 de diciembre de 2022

El Castaño Centenario de Ramil

En el tramo del camino de Santiago de O Cebreiro a Triacastela, terminandola a solo un kilómetro de Triacastela pasamos por una aldea de poco mas de 20 habitantes llamada Ramil, en  el convive un habitante que lleva observando en silencio desde hace siglos a todos los peregrinos  que realizan este camino, es El Castaño Centenario de Ramil o tambinen conocido como El Árbol del Camino.
Este majestuoso castaño cuenta en sus gigantesco tronco con mas de 800 años, tiempo en el que ha visto pasar a millones de peregrinos dándole la bienvenida a Triacastela y deseándole buen camino, 800 años regalando castañas tanto a caminantes hambrientos como a los habitantes del lugar durante cientos de años. Cuenta con mas de 8 metros de altura, un diámetro de 2,7 metros y un perímetro de 8,5 metros y abundan las fotos de gente reunida a su alrededor rodeándolo con un abrazo cariñoso. Al llegar a Ramil es imposible pasar impasible ante al, lo llamativo de su tamaño y forma se puede apreciar en cada surco y oquedad de su tronco su historia casi milenaria.

 

En su larga vida a podido ver llegar peregrinos cansados  tras la larga subida de O Cebreiro y silenciosamente les da la bienvenida y ánimos para los casi 100 KM que aun les queda. No aparece descrito en el Codex Calixtinus pero cuando Ayneric Picaud paso por allí en el Siglo XII el ya estaba allí, por  entonces era solo un joven árbol mas y no llamaba la atención pero con una gran perseverancia de mantenerse en la aldea y perdurar en la historia que llevaría a este camino a lo que es ahora, esperemos que aun le quede otros 800 años mas y que sirva de símbolo del respeto que se merece la naturaleza que silenciosamente nos cuida pidiendo muy poco a cambio.

El castaño es un símbolo de estos bosques, se conoce como árbol mágico desde los celtas y fueron los romanos quien aumentaron su plantación, se dice que los legionarios llevaban una bolsita con castañas para ir plantando por los caminos, fue un alimento muy importante de la dieta saciando el hambre gracias a la castañas que se comen tanto crudas como asadas, en caldo, o formando harinas bien nutritivas para hacer el pan de los pobres. Conforme llego la patata y en maíz de Amera la castaña cayo en desuso aunque los habitantes de estos pueblos nunca la han olvidado este regalo del castaño y mantienes sus tradiciones en sus festejos.

El magosto es la fiesta tradicional relacionada con la cosecha de las castañas, que se suele realizar a finales de octubre hasta el mes de noviembre, depende la zona. Se realiza alrededor de hogares en el que se reúnen los vecinos para asar las castañas y compartilas acompañadas de vino joven, sidra y orujo. Deriva de ciertas festividades celtas que se iniciaban al finalizar el verano y empieza la época oscura y viendo la fechas en la que se realiza se puede apreciar cierta relación con el culto a los muertos por eso se suele dejar el fuego encendido toda la noche junto con algo de comida para que los espiritus de los antepasados volviesen al hogar esas noches y tuviesen que comer. 

Etimológicamente puede venir de Magnus Ustus, gran fuego o de Magum Ustum, fuego mágico.

Los ancianos de estos parajes siempre han dicho que es bueno comer 2 o 3 castañas para coger un buen sueño y se ha demostrado que es verdad ya que este fruto cuenta con triptofano un aminoácido que relaja y da sueño y que ayuda al cerebro a generar serotonina, la llamada hormona de la felicidad.

Sus hojas se vuelven amarillas al llegar el otoño al perder la clorofila y dejar a la vista los carotenoides dándoles a la hojas este majestuoso color dorado anunciando la llegada del frio invierno, estas al caer al suelo supone un excelente aporte orgánico al suelo del bosque, otro toque generosidad de estos arboles, cuantos hojas cuantos frutos y cuanto oxigeno habrá  generado este majestuoso árbol en sus mas de 8 siglos de vida, y sin pedir nada a cambio, por eso peregrino cuando pases a su lado parare unos minutos a verlo, a acompañarlo solo un poco y disfrutar de su gran sombra y admirar un monumento viviente que contiene en su ramas gran parte de la historia de el camino de Santiago.